En esta renovación del género se produce un hecho significativo. Siguiendo las tendencias extranjeras de Inkle Studios, Adventure Cow, Choice of Games, Appendix o de Tin Man Games, la mencionada Dark Game traduce y publica en español “Un asesino en Orlandes”, primer librojuego en español para iOS y primero de la colección al respecto, al que seguirán otros títulos. Había abierto la puerta a los tiempos modernos.
Tanto el sistema operativo iOS como Android permitían leer cómodamente librojuegos en formato digital, a los que se añadían sonidos ambientales, música, imágenes, pequeñas secuencias de video a modo de transición… además, se animaban las luchas, había dados bailando en pantalla y el programa recalculaba automáticamente el inventario, los puntos de vida, el mapa descubierto. Su proximidad con el videojuego comenzaba a ser grande, casi hasta el punto de convertirse en una de sus familias.
Sin embargo, aparece una nueva forma de pensar. Muchos creen que esta tendencia supone definitivamente el fin del librojuego, pues consideran que se ha rendido ante los métodos y estética propios del videojuego. Nada más lejos de la verdad. Como podemos observar en estos ejemplos mencionados, el librojuego sigue empleando el texto en su mayor parte (más de un 80% de su diseño), que es en lo que se basa su alma. Esto lo convierte tanto en juego como literatura, suponiendo el aspecto audio+visual sólo una parte pequeña, aunque suficiente como para poderse extrapolar como una app.
Es, en una palabra, un género propio. Y así lo entendieron las empresas más jóvenes que comenzaron a aparecer recientemente.